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Reportajes peligrosos: Cómo sobreviven los periodistas en México

Un estudio inédito realizado por un profesor de la Universidad de Miami y otros analizó las tácticas que utilizan los periodistas mexicanos para evitar que los maten por el tipo de cobertura que dan a ciertos casos.
Photo credit: Lucía Vergara and Article 19—Mexico City, Mexico
Photo credit: Lucía Vergara and Article 19—Mexico City, Mexico

Encontraron su cuerpo a la orilla de un camino el 9 de febrero de 2016, tenía las manos y los pies atados, y le habían cubierto la cabeza con una bolsa de plástico.

Tan solo dos días antes, Anabel Flores Salazar, madre de dos hijos, había sido secuestrada de su hogar en el estado de Veracruz, México, por atacantes armados. Y ahora estaba muerta. Asesinada. Y su historia era similar a muchas otras: Salazar, periodista de la sección de policiales del periódico El Sol de Orizaba, había sido víctima del mismo destino que una veintena de periodistas mexicanos que fueron asesinados en los últimos años por cubrir noticias sobre el delito, la corrupción y los carteles de narcotráfico en su país.

¿Cómo ha afectado la forma en que ejercen su profesión los periodistas mexicanos el hecho de que están casi a merced de una sentencia de muerte simplemente por informar la verdad?

Ese es el tema central de este estudio inédito que ha realizado un profesor de la Universidad de Miami junto con otros investigadores de México que dedicaron casi tres años al estudio del problema.

Sallie Hughes, an associate professor in UM’s School of Communication
Sallie Hughes, Profesora Adjunta, Departamento de Periodismo y
Gestión de Medios y Programa de Estudios Latinoamericanos,
Escuela de Comunicaciones, Universidad de Miami

Sallie Hughes, profesora adjunta de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Miami, y sus colegas Mireya Marquéz-Ramírez, de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, y Marco Lara Klahr, del Programa Medios de Comunicación y Violencia del Instituto de Justicia Procesal Penal de la Ciudad de México (instituto sin fines de lucro), encuestaron a casi 380 periodistas mexicanos y les preguntaron qué tipos de medidas utilizan para reducir el riesgo de represalias y de amenazas directas que pesan sobre ellos por cubrir ciertos tipos de noticias.

Estas son algunas de las conclusiones: casi el 68 por ciento de los periodistas encuestados se habían autocensurado, más del 64 por ciento dejaron de hacer coberturas callejeras y más del 57 por ciento adhieren a las políticas de censura de la organización de medios de comunicación a la que pertenecen. La mitad (50,3 por ciento) de los periodistas mexicanos encuestados afirmó que oculta información sensible de “personas o de colegas sospechosos en sus propias redacciones”, según reveló el estudio.

El estudio fue presentado en la Conferencia de la UNESCO sobre Seguridad de los Periodistas que se llevó a cabo en Helsinki, Finlandia, en las ceremonias del Día de la Libertad de Prensa a Nivel Mundial de las Naciones Unidas, y estará presente en un libro de la UNESCO sobre la seguridad de los periodistas, cuya publicación está prevista para el próximo año.

En México, 81 periodistas fueron asesinados y 18 desaparecieron entre los años 2000 y 2014, según informes de la oficina que la organización defensora de la libertad de expresión con sede en Londres, Article 19, tiene en la Ciudad de México, y las cifras siguen aumentando. Article 19 también ha informado que 2016 ha sido uno de los peores años con respecto a la muerte de periodistas. Las sedes centrales de medios de comunicación han sido atacadas con granadas y con armas de fuego, con un alto grado de impunidad.

“Siempre me han impresionado y me han conmovido los periodistas de México y de Latinoamérica, y las condiciones en las que trabajan,” afirmó Hughes, autora de Newsrooms in Conflict: Journalism and the Democratization of Mexico. “Es una vocación, una pasión para muchos de estos periodistas, pero llega un momento en que la violencia y las amenazas son demasiado”.

Para Marcos Hernández Bautista, su informe sensible en Oaxaca que incluyó la cobertura de “cacicazgos,” hombres poderosos a nivel local que gobiernan partes de la región, tuvo un precio muy alto. El periodista de 38 años del periódico Noticias, Voz e Imagen de Oaxaca fue asesinado a balazos cuando entraba a su carro en enero pasado. Sus amigos informaron a la policía que, por lo general, vivía con miedo. 

El estudio de colaboración de Hughes, Marquéz-Ramírez y Lara Klahr también reveló que algunos periodistas mexicanos, al tratar de evitar el mismo destino de Hernández Bautista, publican historias anónimas en las redes sociales, para que no los puedan identificar o localizar.

Otros, en los estados de Veracruz y Guerrero, dos de las peores regiones de México debido al predominio de carteles violentos de narcotráfico y de políticos locales implacables, al informar las noticias, solo se limitan a repetir lo que dicen los informes policiales oficiales. Y en algunos casos, los periodistas no publican nada en absoluto, según lo revela el estudio.

Además de la violencia que agravia a la prensa, las presiones económicas también obligan a los periodistas a callar voces e informes críticos. Los periodistas que adhieren a las normas del uso de la profesión para promover cambios sociales para el bien público son los que se sienten más presionados, según revela el estudio.

Marquéz-Ramírez afirmó que el estudio podría estimular a otros investigadores a realizar sus propias investigaciones, y de ese modo, ayudar a los periodistas mexicanos a determinar qué cambios se deben hacer en la profesión.

“Puede ayudar a quienes elaboran las políticas y a organizaciones de la sociedad civil a comprender mejor fenómenos complejos como el deterioro de la prensa libre y la vulnerabilidad de los periodistas en algunas áreas”, expresó Marquéz-Ramírez, quien coordina el Programa PRENDE en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, una iniciativa mediante la cual periodistas locales asisten a estudios semestrales en su campo. “El público en general puede tener otra visión de los contenidos de los medios de comunicación y del mundo de los periodistas en México. Estas son personas que enfrentan muchas presiones y dificultades a diario”.

México no es el único país donde se ataca deliberadamente a los periodistas. En lo que va de 2016, se han asesinado a 17 periodistas en todo el mundo, pero muchas de esas muertes, señala Hughes, ocurrieron en países arrasados por la guerra, como Irak y Siria. México y otros países de Latinoamérica, particularmente Honduras, Brasil y Colombia, son los que se destacan, afirmó, porque son democracias y tienen prensa libre que enfrenta altos niveles de amenazas y riesgos. Si bien la situación ha mejorado algo para los periodistas en Colombia, el peligro en México no cesa. Y los que asesinan a periodistas en México lo hacen con total impunidad, según el Comité de Protección de Periodistas en Nueva York. 

El estudio de investigación conjunta de Hughes, Marquéz-Ramírez y Lara Klahr llevó casi tres años, durante los cuales se realizaron entrevistas por Skype. Los investigadores recopilaron un directorio con más de 1200 medios de comunicación de todo el país y generaron una muestra al azar estratificada de 130 medios de comunicación. De allí, se seleccionaron de manera sistemática 377 periodistas y luego se los entrevistó.

Llevó tiempo ganarse la confianza de los periodistas, pero una vez que se les explicó de qué se trataba el estudio, muy pocos rechazaron participar, afirmó Hughes.

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